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¿Eres el Godínez de la oficina? Estos son tus mandamientos…

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Es muy curioso como en la Ciudad de México se ha comenzado a surgir un grupo de los denominados “Godínez” que poco a poco se están adueñando del planeta. ¿Qué es un Godínez?

Los Godínez son gente que trabaja en oficinas y que se les puede identificar por la forma en la que visten, casi siempre de traje y la característica principal es que tienen el gafete de su empresa colgando de alguna prenda.

Por lo que el nivel de Godínez de una persona es directamente proporcional a la cantidad de accesorios que tienen colgados de su cinturón.

En la oficina son aquellos que intentan esquivar todo tipo de responsabilidad, son los primeros en organizar los pasteles de cumpleaños y las celebraciones por cualquier otro motivo. Ansían la llegada de los “Juevebes” en los que salen en grupo a tomar algunos tragos para quejarse de sus jefes, hablar de las mujeres “guapas” de la oficina y discutir cualquier otro chisme de su departamento.

Mandamientos Godinez

No publiques en tu Twitter o Facebook posibles ofertas de trabajo, rencores o críticas en contra de tus compañeros ¡es obvio que lo leerán!

Si tienes sexo con algún compañero de trabajo sé muy discreto.

No te acuestes con tu jefe. Y si lo haces, procura negociar un aumento…

Si eres hombre siempre deja un mingitorio de espacio

Nunca saludes a nadie en el baño, sería muy incómodo que después «de hacer» le des un fuerte abrazo para ganarte puntos.

Una cosa es enseñar y otra que vayas al trabajo con una mini-mini-mini-falda.

No te quites los zapatos. Por más cómodo que quieras estar trabajando, y aunque no te huelan los pies, te van a agarrar de broma cada que llegue un tufo a la oficina.

No llegues crudo o sin bañarte; si te vas de fiesta, mínimo date un baño y gotitas para los ojos.

Jamás critiques a tus compañeros con las secretarias (o con las que tienen alma secretarial). Terminará en chisme seguro.

Tu música, por más que a tí te provoque estado de éxtasis, no le gusta al resto de tus compañeros, escúchala en volumen bajo o con audífonos.

No preguntes cosas ni trates de hablar con alguien que está hablando por teléfono, ¿qué no ves que está ocupado?

Aunque tus molletes o torta de salchicha con huevo estén deliciosos, al resto de oficinistas el olor les provocará náuseas. Evita la comida olorosa.

Una cosa es decorar tu lugar y otra que parezca mercería. No es un árbol de navidad decorable, ni una tienda de artículos chinos, es solo un escritorio. Calma.

Respeta los adornos de los demás. No están en venta, no son para que los toques. Déjalos.

Echarte un gas en plena oficina es suicidio social.

No le llames a tu novio(a) y le digas apodos como «Osito, caramelito, angelito o muñequito», serás el blanco perfecto para todos.

Si pides algo prestado, devuélvelo sin falta o te recordarán por el resto de la historia como el que se clavaba las cosas. Posibles apodos: «el Uñas», «la Usurpadora», «el Caco».

No te planches el pelo, te maquilles, te depiles, ni te pintes las uñas en la oficina. Ve al baño.

Ponle un ringtone discreto a tu celular. Aunque tu creas que te hace ver muy moderno, escuchar el «Pa pana americano» cada vez que alguien te llama es causa de vómito y ronchas en tus compañeros. Y nadie quiere eso.

No te pelees con tu novio(a) por teléfono frente a todos.

Sé educado: saluda a tus compañeros cuando llegues, pide las cosas por favor y da las gracias.

Ten un desodorante listo en tu cajón para que a eso de las 6 de la tarde puedas aminorar la peste bubónica que despide tu axilita.

No mandes cadenas religiosas, invitaciones a Quepasa.com o PowerPoints de perritos y gatitos adorables a tus contactos de la oficina. Eso nada más denota que no sabes usar internet.

No robes los sobres de endulzante natural para llevártelos tu casa.

Si estás de malas es tu problema, no le grites a quienes te rodean ni los obligues a enojarse. No pretendas que el mundo esté mal por tu culpa.

Mastica con la boca cerrada. Nadie quiere oír como truenan esos crujitos en tu boca. En realidad, ni olerlos.

Jamás escuches reggeaton en la oficina. Es horrible.