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El precio del petróleo no levanta cabeza

petroleo scaled

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Tras aplazarse la última reunión de la OPEP -prevista para el lunes día 6 de abril y finalmente realizada el día 9 de abril por medios telemáticos- el petróleo ha abandonado este mes la recuperación que venían experimentando sus precios durante marzo, y, ya superados los dos primeros tercios de abril, el barril Brent y el de WTI cuestan alrededor de 20 dólares y unos 8 dólares respectivamente en el momento de escribir este artículo.

Guerra de precios

El hecho de que las reservas de crudo estén tan concentradas en unos pocos productores les otorga un gran poder a estos actores. Aumentando o disminuyendo la extracción de petróleo se pueden manipular los precios fácilmente, ya sea para ejercer presión con fines políticos o para desarbolar la economía de otros países que compitan en el mismo mercado.

Arabia Saudita de momento ya ha puesto de manifiesto la línea dura que va a continuar manteniendo con respecto al resto de sus colegas de la OPEP al posponer el fijar un precio a las exportaciones de petróleo. La posición de los saudíes y los rusos parece buscar un consenso en los recortes de producción para reflotar los precios y evitar que algunos productores aprovechen la subida de los precios sin aplicar recortes en la extracción.

La mayoría de los países al igual que inversores y traders asisten asombrados a las históricas caídas de los precios del mercado para comprar petróleo, y los productores buscan aumentar el flujo de divisas procedentes de estados importadores al encontrarse su economía al borde del colapso, como es el caso de Venezuela, o directamente porque van por libre, como es el caso de los EEUU.

¿El último clavo del ataúd venezolano?

 Según los últimos datos Venezuela está extrayendo petróleo asumiendo pérdidas. La petrolera estatal PDVSA, que fuera hace no tanto la joya de la corona industrial del país caribeño, tiene actualmente demasiadas rémoras clientelares adheridas, y si sumamos esta carga al hecho de que los últimos lustros han sido testigos de una desinversión pavorosa para mantener y actualizar maquinaria y tecnología, dan como resultado el triste estado que muestra Petróleos de Venezuela, agravado por el hecho de que la degradación económica suele ir acompañada de un aumento de la corrupción y del mercado negro, incluso en la industria del petróleo.

No sería tan grave la situación si el sostenimiento del estado de bienestar de la república bolivariana no estuviera tan íntimamente ligado a los precios del petróleo, ya que incluso la criptomoneda estatal Petro encuentra uno de sus sustentos principales en el precio del barril de crudo -entre otras materias primas- como su propio nombre indica.

Durante el estado de confinamiento obligatorio el gobierno de Maduro ha establecido una suerte de salario estatal, que al cambio oficial equivale a unos 6 dólares, y que aunque a todas luces es insuficiente difícilmente podrá seguir manteniéndose con una economía herida de muerte.

Por poner un ejemplo de la situación actual, en la mayor reserva petrolífera conocida del mundo, la localizada en la Faja Petrolífera del Orinoco, la extracción de un barril tiene unos costes asociados de 34 dólares de media -recuerden que los precios del Brent y del WTI, a pesar de haber subido prácticamente un 30% en cuatro días, apenas alcanzaban o ni siquiera llegaban a esos precios a principios de abril- y que el crudo extrapesado que se extrae en la citada cuenca es especialmente difícil de arrancar del subsuelo.

El consumo energético para la primera mitad del siglo XXI

 Según la Energy Information Administration estadounidense el consumo energético aumentará casi un 50% durante los siguientes treinta años, principalmente debido a la entrada de los gigantes asiáticos en el primer mundo, con las necesidades que ello conlleva.

¿Son buenas noticias para el mercado petrolífero? Pues sin duda tendrá su trozo del pastel, dado que ha día de hoy el mundo está configurado de tal forma que no puede moverse sin petróleo, pero nuevas -y antiguas- fuentes de obtener energía vivirán un momento dulce, y no todas formarán parte de las conocidas como energías verdes, ya que tanto la energía nuclear como el carbón se postulan como candidatas para alimentar industrias y hogares por todo el mundo. Sin ir más lejos, la propia Agencia Internacional de la Energía previó a finales del año pasado un ligero repunte del uso del carbón durante los próximos cinco años, debido precisamente al modelo de crecimiento asiático.