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Nada detiene el consumo de refresco en México

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En México es muy común en las familias el consumo de refresco. De acuerdo con los datos de la Universidad de Yale, México es el primer consumidor de refrescos y bebidas azucaradas en el mundo con un promedio de 163 litros por persona al año, es decir, el 40% más que Estados Unidos, que, a su vez, ocupa el segundo lugar con 118 litros.

En el 2018, cada mexicano consumió en promedio 151 litros de refresco, un nivel similar al registrado previo a la aplicación del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a esos productos.

Actualmente, en promedio los mexicanos destinan alrededor de $ 600.00 MXN al mes en refrescos, ingiriendo un estimado de 163 litros al año. El consumo de refresco en México sigue aumentando año con año, a pesar del incremento de impuestos.

Chiapas, el paraíso de las refresqueras, su población consume 821 litros de refresco al año

“En promedio, una familia mexicana destina 10% de sus ingresos totales a la compra de refrescos. Un 24% a otros alimentos y bebidas, y 66% a vivienda, educación y vestimenta, entre otros. Pero lo preocupante es que, según El Poder del Consumidor, el consumo de bebidas azucaradas mata al año 24 mil mexicanos por la ingesta calórica y son quienes fallecen más en la región.” – Refirió Florence L. Theodore, del Instituto Nacional de Salud Pública, en el Instituto de Investigaciones Sociales.

Según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) el consumo excesivo de bebidas azucaras se relaciona con enfermedades como la diabetes, pues la gente que consume un refresco al día incrementa en un 15% el riesgo de padecer diabetes tipo 2.

La obesidad, la anemia, la descalcificación y los cálculos renales también son enfermedades relacionadas con el alto consumo de bebidas gaseosas.

El anclaje del refresco en la dieta del mexicano es desde la cuna hasta la tumba. Persiste la dificultad y hasta el rechazo a renunciar a estas bebidas, incluso entre personas con diabetes.” – Florence L. Théodore

Tomar refresco durante la hora de la comida o simplemente al tener sed es una costumbre habitual. Sin embargo consumirlo en exceso representa un riesgo para la salud por el alto nivel de azúcar que contiene.